El Xibalba
- Club Cenote Residencial
- 24 ene 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 abr 2020
Explorando nuestra naturaleza interior

(Texto obtenido de diferentes fuentes)
La senda que nos conduce hacia el mundo interior que habita en todos
Legado de los señores del tiempo (Los Mayas)
La mayoría de los testimonios que nos dejaron los mayas, son mensajes dirigidos a la psiquis del hombre de cualquier época y lugar, un conocimiento trascendental más allá del espacio que ocuparon y del tiempo en que vivieron, que resulta de gran actualidad para aquellos que buscan un desarrollo psíquico y anímico, ya que alude a realidades internas del ser humano.
La psique : término griego que significa ‘alma’. Es la «forma» vital del cuerpo, es decir, la que le concede el orden interno que hace vivir.
La Gnosis es el conocimiento de una sabiduría trascendental y transformativa que enseña a la humanidad a ver, oír y palpar todas las cosas que hasta el momento se señalaban como grandes misterios y enigmas. La gnosis es una verdadera escuela científica de iniciación en la vida, que persigue una transformación del ser humano, pretende que cada hombre cambie desde sus principios básicos y costumbres, que se convierta en verdadero hombre. La gnosis en sí pretende que cada hombre tenga un espíritu vasto y lúcido que intente establecer un nuevo orden racional en las costumbres generales del Vivir, inspirándose en las leyes inmutables de la naturaleza.
El Popol Vuh como vía de iniciación y renovación, contiene, entre otras cosas, la narración pormenorizada de un descenso a los infiernos psicológicos en busca de la sabiduría que permite la activación de niveles de conciencia superiores en el ser humano.
El conocimiento esencial o trascendental solamente puede obtenerse en la dimensión subterránea de la realidad, es decir, en el inframundo. Así, el conocerse a sí mismo, llegando a ver los procesos que se desarrollan en la profundidad del subconsciente, es imprescindible para el nacimiento o renacimiento interior. Es una vivencia que cada persona tiene que llevar a cabo en su recorrido por el camino del autoconocimiento y desarrollo psíquico. El descenso a las propias infra dimensiones es indispensable, viene recogido en todas las mitologías y enseñanzas tanto de oriente como de occidente, y en algunas de ellas, como es el caso de la mitología maya, con detalles y concreciones que sorprenden.
Así pues, el Popol Vuh encierra la enseñanza que conduce al desarrollo interno, al desarrollo del alma, y en este sentido, no se trata de recorrer una sola vez el camino hacia Xibalbá, sino de descender una y otra vez a nuestro interior, descubrir y eliminar de nuestro infra consciente energías negativas, transformándolas en luz, y regresar a nuestra superficie para seguir viviendo un poco más conscientes cada vez. A medida que el alma-conciencia cobra fuerza, el descenso será más profundo y más fructífero.
El simbolismo del Xibalba y de algunos de sus niveles o pruebas.
La casa del frio
Una de las formas preferidas para desviarnos del sendero, que utilizan nuestros defectos psicológicos (los de Xibalbá), es el del frío espiritual, la falta de entusiasmo místico por el trabajo interior y el estudio de la gnosis.
En bastantes ocasiones el aspirante a la sabiduría, se enfría en relación al trabajo interior; de repente se nos hace árida la enseñanza, repetitiva, tediosa, etc., claro ejemplo de que nuestros Yoes-defectos nos están trabajando muy duramente, estamos sin duda alguna en la Casa del Frío, donde únicamente hay granizo, la falta de anhelos místicos
La música inefable, la alegría del alma, el amor, la ternura infinita, la constancia y el orden en nuestras prácticas nos alejan del frío lunar.
La casa de los felinos
probar nuestra serenidad y dulzura de carácter ante los distintos acontecimientos de la vida, es característica esencial de un aspirante a la luz.
Entre más fuerte sea la tentación, si la pasamos, más fuerte será la virtud obtenida. Pero para lograrlo tenemos que entregarle huesos de animales, es decir, es en base a la muerte de los distintos defectos que conforman la lujuria, es como podríamos lograr que los tigres de la tentación no nos devoren.
La casa del fuego
La tentación es un tipo de prueba que, al trascenderla, es entonces que viene una virtud, un poder, un don. La tentación es fuego, pero vencer la tentación es luz.
No se pide en la oración del Padre Nuestro que se nos quiten las tentaciones, más bien, se solicita que no se nos deje caer en tentación. Ya que sin la lucha, sin el contraste, sin la tentación, combinado por supuesto con la rigurosa disciplina esotérica es como devienen las virtudes.
La casa de los murciélagos
La ingratitud y la tracción hermanan; es indispensable ser agradecido, corresponder al trabajo de los demás, somos excesivamente egoístas, vivimos en las tinieblas de la ignorancia y el error.
Todo parte de la afirmación empática de los mayas “Inlakech” que se puede traducir en “Tu eres otro yo”
Camazotz, entre los mayas y aztecas, es el dios Murciélago, un gran maestro que asiste a los que quieren enfrentarse a sí mismos, a reconocer sus propios errores, primera prueba que se pone al candidato a recibir la luz de la sabiduría, denominada la prueba del guardián del umbral.
Los caballeros águila y los caballeros tigre del México antiguo, tenían que someterse en la caverna del dios Murciélago (los Tzincalli) a dichas pruebas, en donde se veía el avance de su trabajo interior consigo mismo, de reconocerse tal cual uno es y no como uno cree que es, prueba sólo capaz de trascender los auténticos guerreros de la vida, de ninguna otra forma podían alcanzar tan sublimes grados. Finalmente, uno se encuentra a sí mismo, se alcanza el nirvana y te conviertes en un ser iluminado, dando comienzo a una vida preciosa y plena de serenidad y armonía. Muere nuestro ideal de nosotros mismos y llega la aceptación.
El concepto maya de espiritualidad ha sido ignorado durante mucho tiempo por nuestra civilización. Sin embargo, dada su profundidad y riqueza simbólica se debe considerar como una aportación excepcional al patrimonio de la humanidad, a la misma altura que su arte, arquitectura, ciencia o literatura.
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